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POLITICAMENTE(IN)CORRECTO
Vivimos desde que nacemos midiendo nuestras palabras. Nos intimida tener que demostrar ante los demás que somos portadores de algún defecto social. No fumamos por no molestar, no nos expresamos libremente por no ofender y ni siquiera llamamos a las cosas por su nombre por si hay alguien que se pueda dar por aludido.

Ya nadie ve porno ni es infiel, o al menos es lo que por cortesía se debe decir. Quisiera encontrar el motivo de esta sociedad del eufemismo exagerado, pero no lo encuentro. No sé si será algún tipo de represión mental alienígena a la que estamos sometidos, pero lo cierto y verdad es que, salvo en casos contados, somos tan asquerosamente correctos que perdemos la oportunidad de hacer grandes cosas.
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